Niño Pato
Me gusta que T. no me soporte cuando me vienen mis bajones horribles y me manda a la cresta en dos tiempos y así se me TIENE q pasar no más la lesera. Uno de los peores días de la semana pasada, cuando andaba con todo el odio del planeta, me dijo:
-mira, la gente mala desaparece solita, se esconde, como los delincuentes, por q sabe q hace daño, se avergüenza de sí mismo, se vira. La gente buena, en cambio, aparece sola, sin q la andes buscando, llega y punto.
Hoy aprendí que eso es pura verdad.
Este día conocí, por una casualidad de esas que me encantan, a un niño Pato.
-no te da frío andar tan pelado?
-si, pero lo que pasa es q me tuve que pelar
-por qué?
-porque se me cae el pelo, es raro, dicen q es nervioso.
-y por qué tanto nervio?
-no sé, es que yo pienso mucho las cosas, le doy vueltas y me cuestiono todo. No tengo ningún problema terrible, sé que hay gente que lo pasa mucho peor, pero esas cosas me ponen muy mal.
El niño Pato era, sin duda, del equipo de la niña Proceso. La conversación viró en todos esos temas curiosos y obsesiones locas del tiempo y el espacio, de la religión, de la política, de la edad media y las abadías, de los incas, de los helados multisabrosos, de viajar por Europa, de soñar, creer, pero sobre todas las cosas, sentir.
-yo me siento así, y a veces, así, pero también así.
-yo a veces siento que no me siento.
Yo andaba con "EL Sentido de lo Humano", de Maturana, y hojeamos algunas partes, leimos unas líneas que ya estaban subrayadas, yo le conté de la matriztica y del derecho a irse. A pesar de su pelo y a pesar de mis ganas cojas, nos sonreímos con ternura. La coincidencia se prolongó por minutos, que se volvieron horas, que se volvieron una tarde y que hicieron de este día una maravilla.
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